Me creció estaño en la mano,
no sabía qué
hacer:
no quise modelarlo,
leerme a mí no quiso —
Si se descubriese
ahora el último
cáliz de Ossietzky,
haría que el estaño
aprendiese de él,
y la legión de bordones peregrinos
aguantaría en silencio la hora.
Paul Celan, incluido en 21 poetas alemanes (Visor Libros, Madrid, 1980, selecc. y trad. de Felipe Boso).
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