Las manzanas golpean sordamente las tejas
y oigo el hondo susurro de la noche otoñal.
Los perros ladran en el frío portal.
El agua que no corre es salobre de tan densa.
Vanamente esta luna tan azul boga rauda
tras los estremecidos árboles esbeltos
e infructuosamente se confunde en los sueños
el corazón que aspira a la otoñal jugada.
El viento llama a las ventanas machacón,
pero el sentido del mensaje nos escapa.
Dados al ocio, a la indecisión y al orden, una manta
nos emboza y nos tapa la cobardía hasta el mentón.
Anton van Wilderode, incluido en Antología de la poesía neerlandesa moderna (Ediciones Saturno, Barcelona, 1971, selecc. y trad. de Francisco Carrasquer).
Otros poemas de Anton van Wilderode
Alhambra,
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: