Se oye latir mi corazón en las oscuras torres
sobre las calles y su rumor sordo;
y jadea en el aire, enjaulado como un loco,
y se queja, perdido en sombras y sudores.
Gime mi corazón en las oscuras torres
llorando sus tristezas en el aire mísero
con un largo suspiro moribundo
del que nacen al punto otros clamores.
Oíd mi corazón que ahí arriba se hace trizas
de tan penoso atirantar sus fibras,
clamando a compasión —eterna hambre terrestre—
y aun sobre aquellos que el martirio ha enaltecido
y por encima del apetito humano y de la vida alegre,
esparce en la ciudad la carga de su sentir arrepentido.
Prosper van Langendonck, incluido en Antología de la poesía neerlandesa moderna (Ediciones Saturno, Barcelona, 1971, selecc. y trad. de Francisco Carrasquer).
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Gracias por compartírnoslo, amigo.
ResponderEliminarAbrazo