Por soberbios peldaños de mármol reluciente
Se sube hasta la fuente de bronce; y, despeñada
En granos de oro y perlas sutiles, la corriente
De agua cae como gasa apenas arrugada.
Por un lado la dora, la irisa, el sol poniente,
Por el otro la hiere la sombra desmayada
Que traen los velos del ópalo que envuelven al ambiente...
Se ahoga en silencio la gran bóveda azulada.
Dos palomas, hermanas en nítida blancura,
Posan los pies color de rosa en la bacía,
Beben, el cuello encogen; y en tanto que murmura
El agua, y un Amor de bronce, arriba, espía...
Una linda mujer coger agua procura
Y le rebosa el cántaro, pues Amor la extasía.
Luís Delfino, incluido en Antología de la poesía brasileña. Desde el Romanticismo a la generación del cuarenta y cinco (Editorial Seix Barral, Barcelona, 1973, trad. de Ángel Crespo).
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Buen uso de la palabra, muy descriptivo pero para mi gusto un poco petardo!
ResponderEliminarPorque no tienes una visión histórica de la poesía. La verdad es que el poema es una delicia, de una gran belleza, tanto formal como visual.
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