Primero el mundo se va poblando
de padres, hermanos,
amigos, mujeres,
de gente, aventuras,
una esposa, hijos.
Pero poco a poco
o de golpe
te vas quedando solo.
Transitoriamente
o accidentalmente,
insensiblemente te vas quedando solo.
Los otros poco a poco se alejan.
Unos mueren, otros se disgustan contigo.
Tus hijos se casan, o se cansan
de ti
(el mundo se les abre: quieren recorrer su cielo
creyendo que diferirá del tuyo,
así como tú creías que tu vida
sería única, diferente
-y, en rigor, lo fue-).
Finalmente,
los otros se van yendo, y quedas solo.
De cualquier manera
quedas solo.
Y no sabías
que ya venías quedando solo
desde el principio.
Manuel Graña Etcheverry en Poemas para físicos nucleares (Ediciones del Copista, 2003).
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