miércoles, 26 de mayo de 2010

El profesor de Filología Rafael Morales Barba nos habla de 'Mientras viva el doliente', poemario de Antonio Daganzo

Antonio Daganzo, Mientras viva el doliente. Ediciones Vitruvio, Colección 'Baños del Carmen', nº 217, 2010. Libro recomendado por la Asociación de Editores de Poesía. La enfermedad como consciencia del hombre que tiene conciencia sin metáforas se nos presenta de la mano del prometedor poeta madrileño con su llaga viva y apenas suturada. Lo hace con la gran alegoría del dolor, que le sirve de vehículo para esta cumplida reflexión existencial, que sobrevuela lo puntual de la convalecencia o enfermedad, y donde todo se adivina verosímil, dramático, vivido y vívido. Sí. Todo aquí tiene voz desde el demorado sentir de lo mascado y mascullado, de lo transitado entre vericuetos sin espejismos, con la impronta que da sentido al verbo, aunque sea de esta manera agónica que trae todo dolor relatado sin impostura o hueridad. Y así es este hondo poemario, donde Antonio Daganzo (1976) demuestra tanto su dominio del verso libre como del soneto, hijo de esa poesía gnoseológica y reflexiva de nuestra época que se cuenta en la confesionalidad intimista. Pero desde un saber decir ajeno a las ciclotimias sentimentales o desazones, sino ligado a la convivencia con la herida adentrada, con el tiempo que la espesa y madura, con la sabiduría del que lo desmenuza. O su tortura. Hay pues ahí una confesionalidad distinta en el sentido, y también diferente o despegada de esas modernas poéticas de lo fragmentario que la revista Fragmenta plantea, pero también una concepción distante igualmente del intimismo delicado de los herederos de Luis Muñoz (Andrés Navarro, Josep M. Rodríguez, entre otros). O de la desolación esencial que desde Gamoneda, pero sobre todo desde Valente y herederos lanzarotistas (Sánchez Robayna y grupo de Syntaxis) o no (Marcos Canteli) han propuesto. Y también, como atestigua el ejercicio del no tan periclitado soneto como creíamos, hay una voluntad clasicista o de demostración de que se conoce (y muy bien) esa disciplina métrica que está representada en la parte central del poemario ('Perros de arena'), combinada con el verso libre de las otras. 'Viaje adentro', tortura, y saber decir. Saber decir sin ampulosidad, con la palabra cercana al hueso desde un ejercicio tan difícil como el poema extenso que se abre sin caer en amplificaciones (como hace también Vicente Valero), o en el esencial donde brilla el silencio íntimo de un cuerpo. Desde ese misterio del dolor, que tanto nos recuerda a la poética de Claudio Rodríguez, desde ese hostal de la reflexión conmovida, del sentimiento del tiempo y la condición humana, desde el pabellón de reposo del contemplante (no a la manera de Wordsworth, sino de Mann), desde la desazón de la carne, desde el dolor en definitiva de quien nos lo narra en su angustia sin certezas, en el desamparo y la orfandad del caído. Desde el ser materia nocturna/ mariposa fungible, con esa delicadeza y dramatismo que refleja la línea del arbotante que ya no va a sostener el cuerpo. Quizá a veces el libro sea un poco declarativo, quizá alguna otra haya alguna esquina donde el verso se endurece, pero todas esas pequeñas caídas tienen en la orilla de enfrente una frescura trágica de quien habla desde el rescoldo de la vida y sabe contárnoslo con fuerza no impostada. Una enorme agonía llega en oleadas, demoradamente, en el insorteable poemario. Con verso propio y estupendo como demuestra 'El caminante y la fiebre'. Con una unidad de invención que habla de un proyecto construido a fondo, demoradamente. Antonio Daganzo se ha ejercitado con un profundo sentido lleno de plasticidad adentrada, ajena al florilegio, que se relata desde el lugar donde los poetas pueden hacerse grandes, desde el querer decir a toda costa, que además se dice bien. Nada mejor para el colofón a tanto dramatismo que perora la ciudad de sus entrañas. Al sollozo y a la primavera sin brote de un poeta que sí los tiene. Lean el libro, merece la pena, aprenderán y se harán mejores, sin duda. Rafael Morales Barba Antonio Daganzo (Madrid, 1976) es escritor, periodista y divulgador cultural y musical. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, como narrador ha obtenido diversas distinciones, siendo traducido a la lengua alemana, y como poeta ha sido invitado a ofrecer recitales en importantes foros literarios, y ha visto publicados sus versos en destacadas revistas y antologías. Es autor de los poemarios Siendo en ti aire y oscuro (2004), Que en limpidez se encuentre (2007) y Mientras viva el doliente (2010). Desde octubre de 2009 codirige y presenta, junto a la actriz y pedagoga Carolina Barreira, el ciclo de divulgación literaria 'Poesía de oídas'.

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