Las esferas abrazaron a los boceles elípticos
Y los números primos se juntaron
Extendiendo sus manos a los frescos sicomoros
Y las fracciones continuas heridas de muerte
En el torrente de las decimales mudas se acostaron
Cuando B hizo el amor con A
Los parágrafos se abrazaron
Las comas se juntaron
Extendiendo sus cuellos por encima de los puentes de hierro
Y el alfabeto herido de muerte
Se desvaneció en los brazos de una interrogación muda
Raymond Queneau en El instante fatal (1946) (Visor Libros, Madrid, 2009, trad. de Adolfo García Ortega).
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Una maravilla.
ResponderEliminarGracias por traerlo.
Te sonrío con el Alma.
Un abrazo.
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