¡Qué distancia a tu lado, qué agobio de caminos!
Me rinde la fatiga del ímpetu que eludes.
Tu indiferencia borra ante mi afán despierto
los últimos salones del rumbo que seguiste.
Junto a ti, muda y ciega. Vencida en el combate
que sin luchar sostengo contra tu amor ausente,
entregada sin gloria en holocausto inútil
para ese sacrificio que no consumarás.
¡Lejos de ti, tan cerca! Mirándote sin verte,
rozando sin sentirte la sombra de tus besos,
inmóvil bajo un grillo de estériles caricias
que pesan en mi carne sin encender mis labios.
¡Proximidad distante! Rebelde alejamiento
de tus manos que ciñen ingrávidas dulzuras.
Angustia de mi sed que un espejismo inerte
no logra mitigar a orillas de tu agua.
Ernestina de Champourcín en Cántico inútil (1936) (Centro Cultural de la Generación del 27, Málaga, 1997).
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EL AMOR CIEGO, LA ENTREGA VANA. EL DESAMOR... ODIA AL MENDIGO DE AFECTOS.
ResponderEliminarTRISTE DE UNA AGONÍA INÚTIL.
Bueno, es un poema cargado de ambigüedad, como casi toda la poesía de Ernestina. Busca que el amado le haga caso, pero, ¿no será Dios el amado?
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