Sin verlas, transcurrimos por las cosas,
como animales viejos, consumidos;
si alguien nos llama, no le respondemos,
si alguien nos pide amor, no nos estremecemos:
como frutos de sombra sin sabor
vamos cayendo al suelo ya podridos.
Eugénio de Andrade en Las manos y los frutos (1948), incluido en Antología poética 1940-1980 (Editorial Plaza & Janés, Barcelona, 1981, versión de Ángel Crespo).
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