para que mis amigos no supieran
cuánto frío tenía, pero ellos
dijeron: "Ven, entra en la cocina".
Y la madre hizo fuego para mí.
No he podido tener nunca mi fiesta
en paz como aquel día:
el vino en la madera; la mirada
de los niños; las palabras;
el resplandor del fuego...
Cuando llegó la noche, la mujer
sacó las manos del agua
y separó los cabellos esparcidos
sobre el rostro cansado.
Y vi el rostro.
Rostro cansado: amor.
Y sonreía.
Antonio Gamoneda en Blues castellano (1961-1966 y 2004), incluido en Antología poética, Alianza Editorial, Madrid, 2006, ed. de Tomás Sánchez Santiago).
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Una belleza. Uno de los poemas con "más luz" de este autor, muy especial para mi.
ResponderEliminarUn beso.
Soledad.
A mí me encanta estos poemas suyos tan humanos.
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