La marmotas en sus hoyos no están muertas,
están dormidas. Y las ardillas-listadas
no están muertas, ni se han ido de aquí:
acurrucadas en la tierra, están dormidas.
Las culebras duermen bajo las hojas secas,
y las ranas enterradas en el lodo helado,
junto al río hecho hielo, están durmiendo.
El río duerme también. Está dormida la vida.
En cuevas, hoyos, grietas, galerías secretas:
huevos, yemas, semillas, capullos de seda,
esperan la primavera. Y hay huellas en la nieve:
son huellas de zorra y de zorro-meón
que ya salen de noche a buscar parejas.
Y en las noches hay olor de zorro-meón.
Ernesto Cardenal en Gethsemani, Ky (Diarios de Helena, Elche, 2005).
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Un poema muy quieto y hermoso que trae a mi memoria la Elegía de Jonh Donne, de Brodsky. Es hermoso. Espero que te guste aunque puede que ya lo lleves en la memoria.
ResponderEliminarhttp://rasca-cielos.blogspot.com/2007/05/elega-para-john-donne-de-joseph-brodsky.html
Lo único que, a diferencia del de Brodsky, busca el recogimiento, evita la verborrea incontenible de la poesía estadounidense, que es el problema que le veo yo a toda esa poesía del siglo XX en ese país. Curiosamente, las nuevas generaciones huyen de eso en parte, como Charles Simic o Mark Strand.
ResponderEliminarPersonalmente necesito que un poema tenga silencio. Como éste.