Está ladrando un perro,
porque pasa otro perro,
y me pregunto
si he de ladrar también.
Hay pájaros que vuelan
y otros que picotean
en el suelo.
El perro ni los mira.
Yo los sigo en su vuelo,
como sigo a las hojas
y a las nubes.
¿Qué es lo que sabe el perro,
que adivino, de pronto,
y me llena de paz?
Me he levantado ahora,
y bajo, muy bajito,
que nadie pueda oírme,
he empezado a ladrar,
ladrar, agradecido.
José Corredor-Matheos en Un pez que va por el jardín (Tusquets Editores, Barcelona, 2007).
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