Se detuvo
-apoyado en el bastón
ante los bramidos de los cláxones-
en medio del paso de cebra.
Se mantuvo así
digno y firme y cuando la policía
se lo llevaba
-aún con el puño en alto-
volvía la cabeza por si veía
aparecer por fin
la gente, las pancartas
y las banderas.
-apoyado en el bastón
ante los bramidos de los cláxones-
en medio del paso de cebra.
Se mantuvo así
digno y firme y cuando la policía
se lo llevaba
-aún con el puño en alto-
volvía la cabeza por si veía
aparecer por fin
la gente, las pancartas
y las banderas.
Domingo López en es hora de embriagarse con poesía (Madrid, nº 1, diciembre de 2007).
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