jueves, 4 de septiembre de 2008

Poema del día: "El opaco envase de la carne", de Johann Arroyo (Costa Rica, 1978)

1
nadie convence al amor en su ira temprana
y a todo asemeja, en la curva en el arremetimiento
da potestad para la casa huérfana
Siempre vecina al rescate
necia y múltiple consejera al sofocarse el día.

2
el banquete

i
tendré nombre
tendré que leerles a los umbrales el cuerpo de la serpiente
un sitio de corales, de ritos claros
rescataré tu cuerpo
le quitaré los mares a las preguntas
y no habrán respuestas que me hagan encontrarme
agua salada debajo
repondré la cara del barro y las masacres dispondrán los dones
tendré que raspar la música en el mismo brazo
tendré intimidación por las calles
suficientes entradas en mi frente
para no morirme de invitaciones
atragantado de tramas
para no morirme amor de tus inventos

ii
y es que yo no la menciono
y aparece en la sangre sin vestigio
la m, tan de calles, atajos y ahorros vespertinos
la m, que yo no he dicho y se dijo vos lo decís
la m, con la silueta de un hacha en el espejo
y es que
yo no la menciono
por ahorrarme el regreso, la limosna, mi porvenir
en cambio, ellos vienen y yo los dejo

iii
luciste
el resumen de esa prolongada saciedad:
esta soledad viene descascarando maníes

iv
rara vez
te regalaré un periódico o un ramo
de flores con periódico
te contaré la cifra que alcanzan mis poemas
entre matemáticos, o aquel oscuro firmamento de vinil
de potreros con boñigas que huelen a vos
dejaré el cuerpo para enojarme con
la vena de mi cabeza o el insomnio que causa el tránsito
o el mareo que se destila en mi cama
admitiré que no te quiero o que no dudo
en arrojarme de una ventanilla, arrancar el lavamanos
y mandártelo envuelto
rara vez llegará la medianoche

v
harto de la churumbela
de las ciudades con churumbelas
de morirme desangrado en la nieve
de teñir de verdad las virutas
hartazgo de pactar con líquido revelador
y lograr mismos poetas, la comunión
harto de inquietarme de la tierra
de darle las mañanas a los zombis
de sacar perros de la leña
hastiado de aquí al saludo
de quedarme afuera con sólo
el rociador de frío y el esperpento de la distancia
del arroyo que se seca dos veces sin bañarme ahí.

3
cómo tramaría mejores nervios
y no lutos y carrozas
mejores formas de saludar
al mediocre y agradecer
el suplicio de su risa
cómo organizar la pesadez
entorno a un dibujo tachado
y no a una frente rayada
cómo derretir los copos de nieve
que cubren la calvicie de
la infancia
cómo abotonar una blusa
que aún no está hecha
cómo decorar el alma sin tapar las
paredes
cómo unir una calle al resplandor
cómo vivir de eso o aquello
sin esto.

4
entre las capas de cebolla
aparece sudor del pensamiento
entonces, cualquiera lloriquea
y se completa la noche
nos comemos la víctima
canibalizamos sin tener la
mesa servida.
Le echamos agua a las cosas
nos meamos en la cama
nos perfeccionamos en ocultar las
esquinas y eyaculamos aunque la
ropa quede tiesa.
Alburas se desprenden como el
día, nos vamos secando
conforme la memoria se llena
de agua. Olvidamos adonde
sudamos
¿Cuánta muerte se recorre mientras
pelamos una cebolla?

Johann Arroyo en la revista es hora de embriagarse con poesía, Madrid, nº 1, diciembre de 2007.

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