No era amor o deseo ni fulgor de la sangre,
sino la vigilante mirada del pastor
que vela su desierto para ahuyentar las fieras.
Él pastorea el alba bajo el terror del cielo
y agrupa a su rebaño con sus perros guardianes.
Desciende a las riberas con el agua que corre
desde los manantiales besando la llanura.
Sabe del fuego oscuro que gesta las mareas
y por eso se cubre del sol y del torrente.
Amante de la noche, frecuenta los vergeles
y oye caer la lluvia llorando en los barrancos.
El mar de la llanura donde vigila y canta
para espantar el sueño del mar y las estrellas.
Conjuro de los astros que no nos conducía.
Rosendo Tello en Caverna del sentido (1992), sacado de la antología En el corazón de la luz (Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2006).
Otros poemas de Rosendo Tello
Caverna del sentido (III, XIV)
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