viernes, 21 de septiembre de 2007

Poema del día: "Insomnio", de Antonio Orihuela (España, 1965)

La casa tenía tres ventanas,
dos daban sobre sí mismas,
en la tercera había un viejo
con un boli bic en las manos,
acompañado de un flexo y de un transistor,
rellenando quinielas
en el único ángulo de luz de toda la casa.

Dos daban sobre sí mismas,
paredes de ladrillos sucios surcadas de hilos,
de ropa tendida,
de goterones golpeando contra el cemento,
de otra suciedad aún más compacta
al fondo.

Allí ponía Ángel a secar los pollos de la carnicería.

En aquel bloque siempre era de noche.
Matábamos la soledad con la televisión siempre encendida.

Ángel era ecologista y decía que
una noche al relente
hace que pierdan el sabor
a campo de concentración
que traen de la granja.

Al viejo de las quinielas también le habían cortado el pico,
tenía las uñas largas
y las piernas eran dos guiñapos
que movían sus manos desde la silla de ruedas.

Todos los pisos estaban ocupados.
Sólo los más jóvenes mantenían el sueño
de escapar de allí.

Antonio Orihuela en La piel sobre la piel (La mano vegetal, Sevilla, 2005).

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1 comentario:

  1. Hay dos tipos de soledad, la buscada y reconciliadora para el que la busca y la impuesta, la que te vuelve triste, rencoroso y demente. Algunas personas acaban así, sin habla, sin piernas, sin brillo en los ojos y sin sueños, hasta estos les dejan solos. Pero también algunos perduran y siempre nos acompañan, solos pero menos solos.

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