Oh, no quiero que vuelvas
a sufrir
por mi vida:
¿no sabes que sería
como querer sembrar
trigo en un cementerio?
¿Y quién quieres que coma
mañana
de un pan semejante?
Ni un niño hambriento,
créeme,
ni un perro maltratado.
Porque no existe ser vivo
que no sienta su vida
envenenada
del olor a muerte.
Oh, concede
que sólo las pálidas
hierbas
adornen la tumba,
sólo deja que la esencia de algunas margaritas
pinte de blanco
el umbral desierto.
¡Oh, no vuelvas a sembrar
el trigo
en esta vida mía!
24 de enero de 1933
Antonia Pozzi, incluido en Altazor. Revista electrónica de literatura (1ª época, año 2, abril de 2020, Chile, trad. de Roberto Bernal).
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