Caras que se giran,
labios que tiemblan con palabras,
pero los libros están cerrados, y hay un silencio como de muerte
que rodea el lugar.
No entiendo este silencio.
Alguna lengua abre las puertas del cielo.
El lenguaje como si fueran señales,
el habla como si fueran lágrimas derramadas por los ojos,
las voces no tienen resonancia,
y las palabras no tienen calor.
Iba inclinándome al cansado corazón,
entonces escuchaba su trágico rugido.
Ahora, ¿qué ha pasado,
qué roca ha entrado
y desde qué hueco
hasta dominar el silencio de la muerte?
Y ya no oigo
sino lamentos.
Todo está quieto,
y no oigo ninguna voz.
Amal Yarrah, incluido en Diván de poetisas árabes contemporáneas (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid, 2016, ed. y trad. de Jaafar Al Aluni).
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