Qué amenazado está el campo
de las iras de el diciembre,
que le ha dado soplo al aire,
que ha de abrasarlo con nieve.
Los árboles prevenidos
desnudas las hojas tienen,
que el estorbo de estar preso
no embaraza al que es valiente.
Piezas las nubes disparan
desde sus muros celestes,
siendo campo de batalla
el que de flores fue albergue.
Balas de cristal esparce
sobre el florido tapete,
blanco de su puntería,
a pesar de tanto verde.
Banderas tremola el cierzo
y las plantas se estremecen,
porque, aunque son cosas de aire,
la debilidad las teme.
Su miedo helados confiesan
los arroyos y las fuentes,
si no es que, muertas las flores,
ya ser expertos no quieren.
Treguas les propone el marzo,
y abril socorros le ofrece,
con ejércitos de rosas
y escuadrones de mosquetes.
Catalina Clara Ramírez de Guzmán, incluido en Las primeras poetisas en lengua castellana (Ediciones Siruela, Madrid, 2016, ed. de Clara Janés).
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