Cliente de anatemas azules pródigo de cálculos nubosos
naipe a naipe el clima aparece en tus pliegues de razón
cayendo como un mensaje que juega a perturbar tus costumbres
mellando la luz de los cánones con mezcla de aguas hostiles
Y cuando la paloma que fertiliza tu epidermis
volando angustias maternales te devuelve al paisaje
ya a tus espaldas la caza organiza en un alba discreta de aprendiz
un gris espeso de desfiladero una lluvia de súbito abandono
por donde melancólicamente vas hundiéndote
como pradera que se filtra por su verde tradicional
en un silencio ceremonioso de suicida
Se propaga en tan profética desnudez
la idea del hombre formando pequeños sistemas
Se va y se viene entre el cielo y la tierra
cerrando cuantas puertas pudieran salvarte
Sobre todo las que comunican con alta mar
Se teme que en tu fondo desperdiciando la tierra más íntima
se permita el paso de la luna en el reflujo
la luna experiencia de rosas podridas pudridero de vientos parados
que cierra el mar por no asustar el alba sonámbula
cazando continuamente y hablándonos un dialecto delgado
que llena de rodeos y otoño su lengua
Los animales no cambian de propósito por eso
Se aturden como personajes trágicos frente al reloj
y caen como sueños por la abertura de tus párpados
que disparan el perdón de un discreto destino
Sólo a veces se profetiza envejeciendo un poco las tintas más tenaces
y se juega a los naipes la bruma sobrante
y no siempre regresan a su cristal las palomas
que a veces reciben el anatema en alta mar
Sólo tú cuando logras el ancho suficiente para hacer historia
puedes disculparlo todo sin peligro de inundación
Luis Álvarez Piñer, incluido en Poesía surrealista en español (Éditions de la Sirène, París, 2002, ed. de Ángel Pariente).
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