Entre la costumbre del suelo y el destino de tu mirada
un dudoso pájaro de fiebre tramita dos o tres colores
ante el peligro de que de pronto despliegue el pensamiento
las anémonas suficientes para paralizar las fábricas
Es la ciudad donde la lluvia instala su conflicto sentimental
agregando un poco de azar a sus espuelas
A pesar de la guardia montada en los ojos de los astrónomos
la ternura menor de los taxis consume y disgrega toda tentativa celeste
Es la ciudad mientras tu corazón es como un bosque
en que el tiempo adelanta sus dedos crédulos
en que tu corazón extraviado entre los días ablanda la tierra de tu carne
de tu carne que castigada por el rigor del sueño se hace espejo
Los campos llegan tarde a nuestros pies y al cielo nuestras cabezas
y por esta poca tierra que acosa al atardecer tu corazón
haciendo breves duchas de muerte contra el color con que cubres las flores
yo te siento morir estrangulada por los círculos terrestres
Es la ciudad pero tú no me creas Mi carácter no verterá silencios
pero transpira cómodamente animales domésticos y entreacto
Si mañana el arco iris reúne sus huestes para atraer los viejos minerales
sálvate tú ofuscando con bruma de tu pecho las ciudades y las rosas
Luis Álvarez Piñer, incluido en Poesía surrealista en español (Éditions de la Sirène, París, 2002, ed, de Ángel Pariente).
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