En cuantas esta verde selva ostenta
pobres coronas de menuda grama,
¡oh, Atlante excelso!, en quien su luz derrama
la deidad que en tus hombros se sustenta,
según escasamente representa,
las que a tus sienes hoy el orbe aclama,
es eco de la voz con que la fama
dulces aplausos a la tuya alienta.
A tan heroico empleo agradecida,
el vellón de oro que a tus años mueve,
no profane Laquesis homicida.
Marte la obliga y las hermanas nueve:
estas porque te deben nueva vida,
aquel por los trofeos que te debe.
Mariana de Paz, incluido en Las primeras poetisas en lengua castellana (Ediciones Siruela, Madrid, 2016, ed. de Clara Janés).
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