Estoy muy cansada: cual fuego casi extinto.
El perro caza moscas. Cae la lluvia,
que tan pronto bendigo como maldigo.
Y el viento del atardecer no se lleva más que
naderías. Los sentimientos más nimios.
Ora esto, ora lo otro.
Temblando por el frío de la lluvia,
la amarga hierba se encorva ante el viento.
Yo estoy a cubierto y como en casa.
Y en los anchos caminos de los prados
brotan los primeros hongos.
Se podría estar tranquilo y feliz.
El mundo es redondo y está cubierto de un manto verde.
Todo es sólo un etcétera.
Y aun cuando está nublado, hay luz.
Todo eso viene de dentro.
Fuera hay abedules, hierba y piedra.
Pero hay que empezar por uno mismo.
Y cuando también eso es difícil, entonces, ¿qué?
Eva Strittmatter, incluido en Arquitrave (nº 66, enero-marzo de 2017, Colombia).
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