Cuando alguien pregunta inesperadamente
¿qué hora es?
se determinan curiosísimos desniveles una enorme melancolía
suspendida sobre una blanca llanura un río
quebradizo una sorpresa ascendente y el concurso de una boca certera
que habla con rumores de corazón galopante y deja
una roja señal en los que pasan
Quizás suben lentas escaleras en busca del lugar más alto
para la cita del humo la cólera se niega a despertar
los trenes descarrilan detrás de tus párpados y en medio de una gran incomodidad
el horizonte circula por tus venas
El mundo es mío te lo doy un río se desliza junto a tu piel
un ala líquida en una llanura dormida
una leve espuma denuncia la libertad que se ahoga la emoción contenida atrae a las moscas un violento zumbido
y la brusca rotura del mecanismo que produce el fenómeno de la turbación
La hora del conocimiento ha terminado el tiempo es sinuoso y los hambrientos
devoran como siempre las manos que los socorren el suicidio
oculta una inmensa victoria el mundo es tuyo ¿podríamos apresurarnos?
Indudablemente el momento es oportuno los crímenes fraguados
la complicidad de las falsas rameras el don del extravío
el subyugante temblor de las manos
la voz que llama está cada vez más distante
los instintos se oxidan la equivocada posición de la memoria
el mundo es tuyo sin entrada ni salida el largo alcance de la esperanza
el esplendor de la vida la mirada socarrona la sed se derrama
el mundo es tuyo y tu piel se estremece.
Aldo Pellegrini, incluido en Poesía surrealista en español (Éditions de la Sirène, París, 2002, ed. de Ángel Pariente).
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