miércoles, 22 de diciembre de 2021

Poema del día: "A un pájaro de carbón posado sobre la rama más alta del fuego (fragmento)", de Élie-Charles Flamand (Francia, 1928-2016)

                                               I
Recorrí desiertos de hueso molido de lavas heladas
Por largo tiempo busqué huellas de pasos bajo la ceniza
Me pareció ver extinguirse la llama vacilante en lo más profundo de las cerradas tinieblas
Ermitaño al fin
Morador de altaneros vestigios de una torre inclinada
Al lado del sufrimiento
Después de haber desterrado mis temores mis cóleras
Embriagado de paciencia esperaba
En la humedad primordial del silencio

Pero estaba cerca el puentecillo donde te encontré
Por encima del agua negra del agua apagada
Perla nocturna en el móvil joyero del tiempo
Descendiste entonces de tu castillo en llamas
En el cénit
La estrella tentacular que acababas de desplazar en tu carrera arrojó sus últimos fuegos

                                               II
Entonces la bonanza
La incertidumbre se abate sobre un campo de lirios
El peso de la nave aumenta por la presencia de un Fénix carbonizado
Yo saludo el paso del meteoro

                     Ala de hielo pico de llama
                     A todo pájaro migratorio lo aprisiona una esfera de ágata
                     Que rueda vertiginosamente
                     Por el sendero que el relámpago se abre en pleno cielo

Pero la ávida Bebedora acaba de vaciar su copa
la da vuelta sobre su uña
y veo llamear allí el rubí de mi sangre
                     Su sed está todavía viva
De nuevo la sombra se lanza adelantando las garras
Fugitivo
Recorro calles de arrabal pavimentadas con cabezas de gatos maulladores
Habiendo naufragado
Derivo hacia el Maelstrom que perfora la pupila del Basilisco
Hasta que inesperadamente tu ojo llega para ocultarlo
Y permitirse varar en la playa de arena aurífera que se extiende hasta el infinito

Lancemos si tú quieres un puente de besos sobre los abismos de la memoria.

                                               III
Oh boca de labios de pedernal
Donde el invierno ha grabado sus grietas sus signos
Me aparté de tus besos mortales
Y la helada luz de tu aliento
Llega para reanimar las brasas aurorales

He aquí que la armadura de sal mi cárcel se hiende y desploma
En las ruinas frágiles de una ciudad
La corola de la luz se cierra sobre un insecto translúcido
Hemos vuelto a encontrar la pista interrumpida desde tiempo inmemorial
De arena de estatuas pulverizadas
Que lentamente se enrosca alrededor de la deslumbradora gota de noche
Lágrima situada en el más agudo vértice del tiempo

NUNCA MÁS EL DESCENSO ANULARÁ EL ASCENSO.

Élie-Charles Flamand en A un oiseau de bouille perché sur le plus haute branche du feu (1957), incluido en Antología de la poesía surrealista de lengua francesa  (Fabril Editora, Buenos Aires, 1961, selec. y trad. de Aldo Pellegrini).

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