Lo que se fue, doloroso, mudo, se enraíza aquí, en el mismo lugar,
como un gran jarrón de la casa vendido en momentos difíciles.
Y, en un ángulo de la sala, en donde estaba el jarrón,
queda el vacío condensado en la misma forma del jarrón, inmutable,
brillando diáfanamente en los reflejos, cuando se abren a veces las ventanas,
y, dentro del mismo jarrón, que ha cambiado su esencia
por la esencia idéntica y exacta del cristal del vacío,
queda otra vez aquel mismo hueco, aunque más dolorosamente sonoro.
Tras el jarrón se percibe el color de la pared,
más sombrío, más oscuro, más soñador,
como si la sombra del jarrón hubiese quedado esbozada en un sarcófago.
Y a veces, por la noche, en momentos de silencio
y durante el día, entre las conversaciones,
oyes en tu interior un eco agudo, amargo y ondulante
como si un dedo invisible golpease
aquella vasija ausente, sensible, cristalina.
Yannis Ritsos en Forma de la ausencia (1957), incluido en Antología de la poesía griega. Desde el siglo XI hasta nuestros días (Ediciones Clásicas, Madrid, 1997, ed. de José Antonio Moreno Jurado).
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¡Cotidiana poesía de Ritsos!
ResponderEliminarY de una gran belleza.
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