Si ves mi pastor,
háblale, Llorente;
dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile con cuidado,
y bien dicho, pastor,
que por qué ha cerrado
ansí mi corazón,
y siendo el Señor
ansí se me ausente.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Vuélveme la luz,
caro y buen amigo,
y venga la cruz
como seáis servido,
que ese es el camino
que pide el amor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
La noche es escura
y da mil temores,
y los robadores
que no se conduran;
¿y entonces te escondes,
mi buen fiador?
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
No os mostréis tan duro,
buena está la prueba
y basta la hecha,
pues veis no es seguro
en tan flaca tierra
y tan sin vigor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
¿Cómo me has metido
en tan fuerte breña,
y te has escondido
dejándome en ella
y en estrecha senda
sin saber dó voy?
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Si me has entendido,
¿cómo no respondes
a un triste suspiro
que es cierto que le oyes?
Y eso más me pone
triste y con temor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile cuál estoy
y todas mis penas,
y con gran dolor
de ver sus ausencias,
y en tierras ajenas
que es más el temor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile que no tarde,
porque yo me muero
y no hallo nadie
que me dé consuelo
si yo no le veo
en mi corazón.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile que a qué hora
quiere que le aguarde,
que él mismo la escoja
y que me lo mande,
y que yo le halle
como a mi pastor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Ana de San Bartolomé, incluido en Las primeras poetisas en lengua castellana (Ediciones Siruela, Madrid, 2016, ed. de Clara Janés).
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: