Creyéndote muerto si te retrasas,
muriéndome por creer que estás muerto.
La voz en la contestadora
duermes con ella en mente
y despiertas queriendo generar
un cambio de modulación,
el estímulo que haga chirriar
su tono gélido
contra el auricular:
sigo con usted, señorita
no me vaya a colgar
por el momento es todo
¿Hay algo más en lo que yo
le pueda ayudar?
quieres licuarle la lengua,
quemar su garganta,
bañar esa robótica garganta
en té de azares
hasta relajar e impedir
el grito frustrado
la sensación de clase media
incomprendida.
La voz es cada enchufe de tu casa
cada tenedor que temblorosa
sostienes hasta el borde,
tono que afirma a tus espaldas
para nosotros usted
es muy importante
pero no importa,
ya elevas un pie
hacia la nada y los vecinos
te miran parada en la orilla.
Eres una con la elevación
tropezando tantas veces
con la opción errónea
forzada a llamar de nuevo
mientras caes al punto
en que la voz pregunta
¿Sigue ahí?
señorita, le ruego
no me cuelgue.
Giselle Ruiz, incluido en Novísimas. Reunión de poetas mexicanas (1989-1999) (Los libros del perro, México, 2020, ed. de Zel Cabrera).
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