¿Quién manchó, quién rasgó mis sábanas de lino?
donde esperé morir —¡Oh, mis lienzos castos!
De mi exiguo jardín los girasoles altos
¿Quién los arrancó y los echó al camino?
¿Quién rompió (¡qué furor cruel y simiesco!)
la mesa donde ceno —tabla tosca de pino?
¿Y esparció la leña? ¿Y derramó mi vino?
—De mi viña el vino acidulado y fresco...
De tu sepultura, no te levantes pobre madre mía,
mira la noche, mira el viento. La casa nueva ardía
y el fuego de mis huesos va a extinguirse en breve.
No vengas más al lar. No vagabundees más.
Alma de mi madre... no andes ya en la nieve
mendigando de noche a las puertas de los demás.
Camilo Pessanha en Clepsidra (1902), incluido en Antología breve de la poesía portuguesa del siglo XX (Instituto Politécnico Nacional, México, 1998, selec. y trad. de Mario Morales Castro).
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¡enciendete Madre y dispon el repelente otra vez has ejercicio y cierra de repente!
ResponderEliminarEso debería hacer si, jajaja. Saludos.
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