Llegaste al pueblo arrasado
y arrodillándote cogiste un puñado de ceniza caliente,
la envolviste en un pañuelo de lino
y lo guardaste en el seno.
Un buitre negro se puso a golpear contra tu corazón.
Te encaminaste a casa.
Tus pies tocaban hierba, piedra, agua del arroyo,
manzanos silvestres te invitaban a su sombra
y rubias espigas de centeno se apretaban a tus manos.
En tu seno se estremecía la criatura por nacer
cuando te dirigiste a tu casa sobre la alta colina.
Sobre la colina alta
hiciste inclinación hacia el este y el oeste, norte y sur,
desataste tu pañuelo de lino
y una alondra roja voló hacia el cielo.
Pero tú te fuiste
a recoger lino,
amasar pan
y arrullar al hijo.
Janina Degutytė en Entre el sol y la desposesión (2002), incluido en Altazor. Revista electrónica de literatura (1ª época, año 2, agosto de 2020, Chile, trad. de Birutė Ciplijauskaitė).
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El más significativo tributo a los antepasados, es el de una madre que entrega su trabajo a la tierra y el amor a su hijo
ResponderEliminarDesde luego que sí. Y más con un poema tan bello y sugerente. Saludos
EliminarHermoso poema, huele a yerba y a sol, huele a tierra.
ResponderEliminarMuy bello si.
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