No compares: es incomparable el ser viviente.
Con un miedo teñido de ternura
Aceptaba la igualdad de las llanuras
Y el círculo del cielo era mi enfermedad.
Yo acudía al aire-siervo
Esperando algún favor o una noticia;
Luego me preparaba para ponerme en marcha,
Flotando por la curva de viajes sin comienzo.
Donde tenga más cielo, allí caminaré.
No me deja partir la diáfana pena
Del monte de Voronezh —tan joven todavía—
Al monte universal que clarea en Toscana.
No habái leído nada suyo, pero me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por compartir
Es buen poeta, en el blog hay más textos suyos.
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