en la noche blanca
dime qué ficción escondes;
en nombre de la vida, Norte, llena
de sonidos tu silencio.
Gime con la garza del pantano,
con el sonoro silbido de la hoz resuena;
te beberé gota a gota
con el rocío del ruiseñor.
Contigo repartiré la pesca,
esperaré tu silencio amanecer,
y con tu voz cantarína
hablaré de ti, Norte.
Tu manera de ser me es entrañable.
Leve susurro en los juncos.
Me embarga un sentimiento dulce, dulce,
y está tranquila mi alma.
¡Norte, Norte!
En la madrugada,
el viento arremolina la niebla.
Hoy he hallado el camino
hacia el venero de tus profundidades.
Norte amado,
en la noche blanca
deja que me sacie
de tu tranquila belleza,
la más valiente,
la más pura.
Mikhail Dudin, incluido en Antología de la poesía soviética (Ediciones Júcar, Madrid, 1974, trad. de A. C.).
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