protesto dócilmente la unidad de Dios;
hago mis abluciones cuando debo
y no rechazo al menesteroso.
Una vez al año, guardo un mes de ayuno;
me mantengo apartado de los falsos dioses.
También es cierto que no soy un mojigato
y que acepto un vaso cuando se me ofrece.
Riego con vino puro la buena carne
de cabras y cabritos gordos y sabrosos,
con huevos, vinagre y verduras tiernas,
que es lo mejor contra la resaca.
Y cuando la caza se pone a mi alcance
me lanzo tras ella como un lobo hambriento.
Dejo sin embargo las llamas del infierno
para la herética camada de los chiíes
y que ardan en él eternamente.
Abu Nuwas al-Hasan ibn Hani al-Hakami, incluido en Poesía árabe clásica (Titivillus, Internet, 2017, selec. de Alfonso Bolado).
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