Un habitante de un pueblo cercano
fue corriendo a Gdansk
en busca de un médico para su mujer, gravemente
enferma, que estaba apunto de dar a luz
Todo ocurrió en medio de una noche oscura
nevaba mucho y las ráfagas desgastaban las fortificaciones
mientras él iba hacia la ciudad desde Matarnia
a pesar de que las huellas se ahogaban bajo los pies
en la profundidad de la nieve callaba el bosque y callaba el cielo
cómo llegar al camino sin contacto con la tierra
cuando el tiempo se resquebraja y se multiplica sin fin
como un arbusto ardiente —es demasiado tarde para
andar y demasiado pesado para volver a casa
donde la vida gira en un baile con la muerte
y el aliento acelerado por la espesa penumbra
avanza sobre el pavimento: qué historia es esta
que sin cesar se escapa de la luz
no tenía fuerzas por tanto cayó y de repente oyó
su voz escandiendo con un ritmo febril
con un fulgor eterno el nombre templado
¿fue la lengua quien lo pidió o el corazón quien imploró?
no lo sé puesto que la historia no dice nada más
excepto que la oda cuajó en sus labios
unas chispas centellearon en las telas de la nieve
y en la lívida ventisca la fuerza se fundió con la fe
¿era una ofrenda realmente? una gracia inescrutable
cómo tengo que describirte Bienaventurada Virgen María
que descubriste la cara ante sus lágrimas
diciendo Ve porque todo ya se ha cumplido
así que volvió y la palabra volvió con él
Wojciech Wencel, incluido en Poesía a contragolpe. Antología de poesía polaca contemporánea (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2012, selec. y trad. de Abel Murcia, Gerardo Beltrán y Xavier Farré).
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