pelos en la palma de la mano
ni locura precoz
ni envejecimiento prematuro.
La destinaron/teatralmente como si no fuera eso
algo natural/
a parir hijos
y en ese menester aprendió el placer: su destino.
Ana María Rodas, incluida en Para conjurar el sueño. Poetas guatemaltecas del siglo XX (Univ. Rafael Landívar, Guatemala, 1998, selec. de Anabella Acevedo y Aída Toledo).
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