como el mar seguro y manso;
¿cuándo tendrá algún descanso
tan continuo movimiento?
Glosa de don Diego
Parte el pensamiento mío
cargado de mil dolores,
y vuélveme con mayores
de la parte do le envío.
Aunque de esto en la memoria
se engendra tanto contento,
que con tan dulce tormento,
cargado de pena y gloria,
va y viene mi pensamiento.
Como el mar muy sosegado
se regala con la calma,
así se regala el alma
con tan dichoso cuidado.
Mas allí mudanza alguna
no puede haber, pues descanso
con el mal que me importuna,
que no es sujeto a fortuna,
como el mar seguro y manso.
Si el cielo se muestra airado,
el mar luego se embravece
y mientras más el mar crece,
está más firme en su estado.
Ni a mí me cansa el penar
ni yo con el mal me canso;
si algo me podrá cansar
es venir a imaginar
cuándo tendrá algún descanso.
Que, aunque en el más firme amor
mil mudanzas puede haber,
como es de pena a placer
y de descanso a dolor,
solo en mí está reservado
en su fijo y firme asiento,
que sin poder ser mudado
está quedo y ultimado
tan continuo movimiento.
Diego Hurtado de Mendoza, incluido en Poesía de los Siglos de Oro (Epublibre, Internet, 2002, ed. de Felipe Pedraza y Milagros Rodríguez Cáseres).
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