mi cansado corazón. Murió el postrer engaño
que eterno yo creía. Murió. Bien siento
en nosotros de los amados engaños
no sólo la esperanza sino el deseo extintos.
Reposa para siempre. Bastante
has palpitado. No valen cosa alguna
tus impulsos, ni es digna de suspiros
la tierra. Amargura y hastío
es la vida, no otra cosa; y fango es el mundo.
Tranquilízate. Desespera
por última vez. El hado a los humanos
sólo les dio el morir. Despréciate ya
a ti mismo, y la naturaleza y el indigno
poder que, oculto, impera sobre el mal común,
y la infinita vanidad de todo.
Giacomo Leopardi, incluido en Antología esencial de la poesía italiana (Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1999, selecc. de Luis Martínez de Merlo, trad. de Antonio Colinas).
Otros poemas de Giacomo Leopardi
A sí mismo, El gorrión solitario, El infinito, El ocaso de la luna
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