invité a tenderse, sin cojín, sobre la arena del desierto.
«Así lo haré, aunque no sea mi costumbre», dijo ella.
Y cuando iba a despuntar la aurora me dijo:
«Me has deshonrado. Ahora vete si quieres, o sigue,
si así lo prefieres».
Pero no hice salvo sorber sus encías
y, entre charlas, besarla en la boca.
Me llené de toda ella.
Me envolví en su vestido de seda
y a mis ojos dije: llorad ahora.
Entonces se levantó
para borrar con su manto las huellas
y buscar las perlas del collar desparramadas.
Umar ibn Abi Rabi'ah, incluido en Poesía árabe clásica (Titivillus, Internet, 2017, selec. de Alfonso Bolado).
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Tiene buen aspecto, veré de leer más.
ResponderEliminarGracias por compartir. Un abrazo
Es extraño, no sé qué pensar, aunque lo que veo yo al leerlo es sorprendente.
EliminarAl ser una cultura muy distinta a la occidental, mi mente n0
Eliminartermina de asimilar
No solo distinta, además el poema es de hace 1.300 años.
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