Nos ve pasar, como quien viera lento al hombre en el cristal presuroso, en el pálido carruaje que huye de sí mismo. Es la esquina una estación transitoria, por sus aceras en huracán de efigies se persigna, estacionario persistirá en tus ojos. Como una lámpara cuya luz nos desdibujará, nos alcanza, lleva tus desolados pies hasta tu rostro. Nos inventa pasando, somos eso que súbitamente cruza o muere y enmudece. Es la esquina (la que nos ve pasar) un ángel oficioso y abcecado una casa que nos visitó a destiempo, otra playa y profusamente solitaria. Hay algo en ella que nos detiene pasando, el halo abominable que me circunda y muere. Justo antes de la confluencia en ti de tus rituales, de las inmensas dos lineas delimitantes, hay una espera, un ligero paréntesis de odio desmedido.
Nan Chevalier en
Las formas que retornan (1999), incluido en
Poesía dominicana en tiempo real (
Círculo de poesía, México, 2009, selec. de
Pedro Granados).
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bello,entre los cristales moribundos, vive el hombre abrazado a su sombra... M. A. U.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Un abrazo.
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