6 am, enciendo las luces, limpio
Es difícil ser un perro viejo
en el bosque de secuoyas
Café cubano
Mucha crema, un montón de azúcar
Relajarme, darme cuerda
No me puedo detener
Todo es bueno
Todo es grandioso
Imagino fiestas y música
Cactus y caminos abiertos
Arte en todas partes
En Nueva Orleáns
La sombra de la Casa Blanca
No muy lejos de Wall Street
¡Quiero ir allí!
Infierno, la cola mueve al perro
La ley está en mi puerta en busca
de inmigrantes ilegales
Legal por demasiado tiempo quiero volverme malo
pero me importa demasiado
Así que me mantengo conveniente
Una luna nacarada
Picaduras de mosquitos en mis rodillas
Paseos en la playa y mares plumosos
Se han ido totalmente sin mi
Abandono el éxtasis por un trabajo fijo
¡Quiero salir y quedarme afuera!
Entonces oigo la voz de mi padre
"¡Espera un minuto, no tan rápido!”
Me despierto y pulo la ilusión.
Michael Rothenberg en Detención indefinida. Un cuento de perros (2013) (Varasek Ediciones, Madrid, 2017, trad. de Ivonne Sánchez).
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Bonita forma de revivir la cultura de siempre, no dejemos morir la poesía.
ResponderEliminarGracias por compartir estos versos del recuerdo.
Si, un bello poema, me alegro de que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarLo cotidiano se extingue, y en ello reside la esencia de la vida. Gracias.
ResponderEliminarAgudo comentario.
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