ni en los pechos abiertos abandonados en los rastrojos
ni en las manos que sujetan el frío cetro
ni en el corazón de la campana
ni bajo los pies de la catedral
se contiene todo
ésos que llevan los carros por un suburbio mal adoquinado
y los que huyen de un incendio con una botella de barszcz
los que vuelven a unas ruinas y no para llamar a los muertos
sino para encontrar el tubo de una estufa de hierro
los que sufren hambre son los que aman la vida
los golpeados en el rostro son los que aman la vida
es difícil llamarlos flor
pero son un cuerpo
o sea plasma vivo
dos manos para cubrirse la cabeza
dos piernas rápidas en la huida
la capacidad de conseguir el alimento
la capacidad de respirar
la capacidad de transmitir la vida bajo el muro de una cárcel
mueren esos
que aman más las bellas palabras que los olores grasientos
pero por suerte éstos son muy pocos
la nación persiste
y volviendo con los sacos llenos de itinerarios de la huida
levanta un arco de triunfo
para los bellos muertos.
Zbigniew Herbert, incluido en Poesía polaca contemporánea (Ediciones Rialp, Madrid, 1994, selec. y trad. de Fernando Presa González).
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ResponderEliminarAsí les siento a todos aquelooa que viven en situaciones extremas de guerra y pobreza. Ttemendo poema
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