que se aburre entre vacas preñadas en el calor del mediodía
y corretea en circulo para mostrar su fuerza;
despliega el estandarte espumoso de su juego
desde su baba; sacude la cabeza -denso, se agrieta el aire
entre sus cuernos -mientras sus patadas esparcen
hierba martirizada y tierra en el prado espantado.
Sigo viviendo como el toro, mas como un toro que de pronto
se detiene en el centro de un campo constelado de grillos
y olfatea el aire. Siente que en la espesura del monte
se para un corzo, alerta, y de repente corre con el viento
que en su silbido arrastra el olor de la jauría.
El toro olfatea el aire pero no huye como el corzo
y piensa que, llegada la hora, luchará y caerá
y en el paisaje la jauría dispersará sus huesos.
Entretanto, triste, brama en el aire denso lentamente.
Así también yo lucho, así caeré, y para ejemplo
de épocas lejanas, el paisaje conservará mis huesos.
Miklós Radnóti, incluido en Cincuenta poemas de quince poetas húngaros del siglo XX (Izana Editores, Madrid, 2012, selec. de András Simor, versión de Fayad Jamís).
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