de una cerca de madera
y de tupidos musgos.
Conseguí de un amigo
retoños de bambú
y semillas de flores,
y los planté con cuidado.
No salgo de visita,
mas me gusta que vengan a verme.
Por dedicar mucho tiempo a la lectura,
tardo en contestar las cartas.
Con el libro abierto,
oigo, junto a la ventana,
el ruido de la lluvia.
Subo a la terraza
y, bajo el solitario árbol,
contemplo las nubes.
Caen frutos de las moreras,
y el viento esparce su aroma.
Las naranjas son una delicia,
y da gusto verlas.
Cojo la barquilla
anclada cerca de la sala
y me voy de pesca.
Wu Weiye, incluido en Poesía clásica china (Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, ed. y trad. de Guojian Chen).
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Una vida bucólica, qué a más de uno nos gustaría vivir aunque cayesemos en la mayor de las casmodias.
ResponderEliminarHermoso poema. Un placer visitar esta página. Afectuoso saludo.
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