tú sabes a naranjas
saben las mañanas de los planetas fríos
y opacos a cristales
llueven cristales
por eso tengo las mejillas sangrando
no duele el lugar de donde uno nace
duele no saber perderse
después de haber transcurrido
dos siglos, de ser inmortal hubiese preferido
los frutos del bosque
las espinas en mis pies
tuvieron un largo viaje
he olvidado cada una de ellas
yo no sentiría si no fuese
por las mosquetas y las murras
la saliva en el ojo
me sabe a naranja!
le doy una mordida de vez en cuando
y vuelve la expresión a mi rostro.
Melissa Castillo Villarroel, incluida en Antología de poesía joven del Sur de Chile (Puerto Montt, 2016, Colectivo OrgasMAR).
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