La rosa, la rosa llena de un perfume poderoso, la tormenta de la noche pasada.
Ese fue el signo que me enviaste, de delicado y bello contenido.
Tu color es mi vino, ese vino cuyo color es tan vistoso.
Quiero estar junto a ti, pero no me atrevo,
¡Juventud! Algunas gotas de sol en tu cuerpo, que de la glamurosa
Luz de la mañana, han sido vomitadas.
Tu sonrisa sobre las mejillas, seguro que la han traído del cielo.
Es una lástima que el mundo sea tan vulgar. No os dará ninguna oportunidad.
Tu sonrisa es mi destino.
Yo he caminado hace poco, tu aspecto y tu perfume han conquistado un alma:
Yo soy tu cautivo.
Ahí sonríes, mientras yo, aquí, tiemblo.
Tú hace tiempo que has subido a las más altas cimas de la vida.
Tú marchas hacia tu esperanza, ese misterio del cielo.
Es ahí donde habitas, mientras yo me quedo atrás, a tus espaldas.
Yo soy tu cautivo.
Aquí, río, mientras tú, allí, tiemblas.
El bello contenido es el destino de todos los destinos.
Hace tiempo que cogí tu nido y lo puse entre mis manos.
Rosa, yo te amo.
Tu color, tu perfume, tu cuerpo, tu espíritu, tu belleza, tu audacia, que yo aplaudo.
Aquí, yo tiemblo, mientras tú... ríes.
Rosa, soy incapaz de cuidarte, tú que estás hecha de jade y de perfume.
Te amo,
Los pétalos, el cáliz y los pistilos, las espinas, tú y yo, no te parece maravilloso,
Pegados el uno al otro, un trozo de escarlata enfurecida como un lobo,
La sangre indistinta entre las dos manos.
Rosa, yo te amo.
Xu Zhimo, incluido El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949 (Ediciones Hiperión, Madrid, 2013, selec. y traduc. de Blas Piñero Martínez).
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