Una flor ocupa toda la habitación,
de la cara sólo vemos el rasguño.
Es así como una piedra en el río
obliga a poner nombre a la corriente.
Queremos ser, uno a uno, los cinco dedos de la mano,
sujetar conscientemente la navaja
y cortar el tiempo que va
de la sonrisa al grito de la flor.
Menchu Gutiérrez, incluido en Nayagua. Revista de poesía (nº 21, febrero de 2015, Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).
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