Úrsula mía, querida, con tu desaparición!
Somos tantos, pero es como si nadie hubiera.
Un alma tan pequeña... ¡cuan grande es lo perdido!
Tú que hablabas por todos y por todos cantabas,
y en tus juegos recorrías cada rincón de la casa,
nunca fuiste preocupación para tu madre,
ni dejaste a tu padre cavilar hasta la fatiga.
A unos y a otros ¡cómo nos abrazabas,
cómo nos divertías con tu graciosa risa!
Pero ahora todo calla, y un profundo vacío reina en casa.
No hay juguetes, no hay nadie que se ría.
Y de cada rincón surge una pena que me abraza
mientras mi corazón busca en vano consuelo.
Jan Kochanowski, incluido en Antología de la poesía polaca desde sus orígenes hasta la Primera Guerra Mundial (Editorial Gredos, Madrid, 2006, ed. y trad. de Fernando Presa González).
Otros poemas de Jan Kochanowski
Canto (V, XX)
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Desde sempre e até hoje...
ResponderEliminarA dor traz as maiores inspirações.
Obrigado por suas maravilhosas postagens.
Abraço amigo!
Obrigado, abraço.
Eliminarqué decir?
ResponderEliminarcomentaba Federico que la poesía es el fruto del árbol de la tristeza, razón tenía y tiene
saludos
Del dolor siempre brota poesía, si, porque conmueve.
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