el Euro la tierra con sus lluvias: huye el invierno, lo noto.
Brotan de nuevo todos los campos, siente la tierra en sus entrañas el calor
y con las nuevas semillas brotan de nuevo todos los campos.
Crece el verde alegre, se viste el árbol de hojas;
en los valles soleados crece el verde alegre.
Llora ya Filomela con sus cantos, la impía madre; a Itis
ofrecido como festín en la mesa llora ya Filomela.
El agua tumultuosa cae en el monte por rocas lisas
y desde lejos se oye el agua tumultuosa en el monte.
De flores innumerables pinta los campos el soplo del Eolo
y los valles exhalan el olor de sus flores innumerables.
En las rocas cortadas suena Eco a los mugidos de los rebaños
y su voz, devuelta por las montañas, suena en las rocas cortadas.
Las nuevas viñas trepan, injertadas, por los olmos próximos,
unidas en la fronda trepan las nuevas viñas.
Las tejas conocidas recubre ya la golondrina que no cesa de trisar;
mientras reconstruye el nido, recubre las tejas conocidas.
Bajo el verde plátano se disfruta un sueño grato a la sombra
y se tejen guirnaldas bajo el verde plátano.
Éste es el momento, según la dulce costumbre, de que volváis, hilos, al huso;
entre abrazos, éste es el momento, según la dulce costumbre.
Pentadio en De adventu veris, incluido en Antología de la poesía latina (Alianza Editorial, Madrid, 2010, selec. y trad. de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar).
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