lunes, 9 de noviembre de 2015

Poema del día: "El criadero", de Jake Fournier (Estados Unidos, 1989)

Gente que descansa sobre la hierba amarilla
como enormes pomelos pudriéndose en la piscifactoría,
mientras, en el horizonte, el ejército de mudanzas U-Haul
amenaza con meterlos a todos en cajas.
Andrew Weatherhead está sentado río abajo
en la playa donde Dottie
pescó el lucio más grande que jamás he visto
y raspó la piel de escamas irisadas
sobre la copa de cristal de su caleidoscopio.
En el visor: un molinete que, cuando gira,
muestra un dirigible soviético con motores Octagon,
los hechos que ocurrieron en mi vida la semana pasada,
y Dottie gritando emocionada en un bar de algún punto
de mi futuro. En un bar cualquiera
para arder en la hoguera de la fiera mirada Tecumseh
del General Sherman, mientras mudanzas U-Haul,
una caja sobre ruedas, quema gasolina
sobre los fragmentos esmeralda que se han hecho un hueco entre
la carne del lucio -porque seguimos mirando
por el visor, y las escamas se adhieren
a los dedos de los amantes como tabaco húmedo
en la caja color rubí con destellos de amarillo Cornelia.
Lo siento,
los incontables amantes follando en las incontables cajas
apiladas cerca del criadero en el depósito de cajas.
Es un momento oportuno para apartar la mirada
y contemplar la tarde, hexagonal, flotando
su dosel de seis caras. La tarde
sujeta la mano que queda del atardecer
con el brazo que le falta. Mientras ellos bailan,
se repiten los días, girando dulcemente la veleta
que, en la granja y en mi sueño, es una flecha
con boca de lubina y cola de pez
hecha del más fino acero Strom Thurmond
pero tan oxidada que sus bisagras revelan
los nombres de los dioses nórdicos ocultos en los días de la semana
al oído de los perros. Por ejemplo di Woden:
trueno. Di Thor. Lo siento, pero da gusto
decir cosas con el telón de fondo
de una lluvia amortiguada, decir cosas imprecisas
porque ya entiendes lo que quiero decir.
Ocurrió esta semana
mientras dormíamos, pero ahora, despiertos,
en el sillón de cuero negro, la taza verde
moteada de ocre en mi otra mano
y la marca de Earl Gray en la mesita,
es mucho mejor. Estar despierto es maravilloso,
sobre todo al principio, porque dormir es la muerte.

Jake Fournier, incluido en Vomit: Antología de poesía joven norteamericana (El Gaviero Ediciones, Almería, 2013, selecc. de Luna Miguel, versión de Mario Amadas).

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