hay un gato
que se mueve despacio sobre la luz
bate su cola,
se detiene y de frente mira el sol
su sombra más real que la materia
se deshace.
Solo queda su maullido.
La consciencia de que todo lo que huye
suele ser
casi siempre
lo único que hay.
Tantean sus bigotes fantasmas
cuando la noche es ceniza
acarician con sus patas
etéreas formas
que en el sueño de los hombres se fermentan.
Observan asombrados
cómo en la tiniebla de sus visiones
los hombres se sueñan animales.
Camila Charry Noriega, incluido en Nayagua. Revista de poesía (nº 21, febrero de 2015, Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).
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